¿aventura a la vista? [libre]

El sol estaba a punto de ponerse, y el camino tomaba un tono lúgubre no era habitual ver el camino de la serpiente desolado pero si conoces este camino sabrás elegir el día y la hora para viajar sin mayores complicaciones. Train solo escuchaba los cascos del caballo cuando golpeaban el suelo a un ritmo lento pues en esta ruta no puedes llevar un caballo a todo galope, ta... ca...ta...ca. el cuerpo de Traian se movía rítmicamente como si danzara al son de la marcha del caballo. las sombras de las ramas se extendían cada vez mas como apresurandose a alcanzar las oscuridad. De ve en cuando al galope del caballo se sumaba el gorjeo de una que otra ave que volvía presurosa a su nido o las risas de hombres que marchaban en alguna pequeña caraba. Traían saco de su bolsa una hogaza de pan, le dio una mordida no muy grande. y con la mirada puesta en el camino vio un claro rodeado de árboles y piedras con un pozo de agua a unos pocos metros, así como muchas ramas secas y un pastizal extrañamente reverdecido a los alrededores que parecía propicio para pasar la noche.

será mejor pasar la noche aquí; pensó Traian

Al llegar al claro Traian descendió de su caballo y ató la rienda  a un árbol escogido de tal manera que el caballo pudiese alcanzar con igual facilidad el agua y el pastizal , le quito las monturas para que el animal pudiera descansar también y acaricio su crin.
descansa bien chico, mañana sera un largo día.Dijo Traian dirigiéndose al caballo
Luego junto ramas secas y con mucho esfuerzo encendió una fogata, lleno la cantimplora de agua y se sentó junto a la fogata, saco una segunda hogaza de pan de su mochila la cual comió con una poco acostumbrada velocidad, tomó una vieja olla de barro que puso sobre el fuego con algo de agua para preparar un delicioso estofado de conejo, con carne que había comprado en el ultimo pueblo en el que estuvo. Normante como buen viajero Traian habría levantado una carpa y hubiese preparado de forma meticulosa un lugar cómodo para dormir, pero con la amenaza de una banda de criminales siguiendo sus pasos no quería tomar el riesgo de verse atacado y obligado a abandonar sus cosas asi que prefirió dormir a la intemperie, cerca a la fogata y con todo su equipo en la mano.

Los primeros rayos del sol se colaban por entre las hojas de los árboles frondosos, iluminando del lugar uno de ellos luego de escabullirse de las hojas golpeó directamente el rostro de Traian, ruidosa mente estiro todo su cuerpo, y se sentó, noto que la fogata se había apagado pero que las brasas aún seguían ardiendo, Traían tomo la olla de barro y aprovechó el calor de las brasas para calentar el estofado de conejo que había quedado de la noche anterior, una vez estuvo algo caliente se lo comió acompañado de una hogaza de pan; observó su entorno y se puso de pie para recoger algunas frutas, no era facil encontrar zonas con arboles en el sendero de la serpiente.

Lleno una vez mas la cantimplora de agua,, se acercó al caballo y le dio de comer 3 manzanas.
-Espero que hallas descansado chico.dijo mientras acariciaba al cabalo, guardo silencio mientras recorrio el cuerp del caballo con su vista.
-tengo que pensar un nombre para ti. seguido a eso le puso la montura pero no se monto sobre el, lo llevo halandolo de la rienda.

Luego de 2 horas de camino Traían Escucho en la distancia el desesperado grito de una mujer,  el relinchar de varios caballos unos pocos segundos después Traian escucho el galopar de los caballos a toda marcha luego los vio en el horizonte seguidos de una densa nube de polvo, apretó con fuerza la rienda de su propio animal para que este no se fuera corriendo con los demás, cubrió su nariz y su boca con el brazo y cerro los ojos para tratar de  evitar que el polvo le causara alguna molestia. se quedó estático hasta que sintió que la nube de polvo era un poco menos densa.
- ¿sabes lo que significa? dijo mientras sacudía el polvo de su ropa. -maldita sea por que pasa justo en este momento, pudieron esperar a que yo pasara para asaltarlos. El caballo bufo tratando de liberar su nariz de polvo. Traían dio un suspiro se rasco la cabeza  bostezo se subió al caballo y siguió su camino
-si te preguntan perdí los ojos por culpa de una maldición dijo dirigiéndose al caballo entonces se puso en marcha. luego de viajar por unos 8  o 9 kilómetros vio una carroza construida de roble ardiendo en llamas que habra pasado con aquella mujer pensó Traían mientras rascaba su nariz, a unos pocos kilómetros vio una carroza hecha de roble ardiendo en llamas, y muy cerca a ella una bella mujer quizás de su misma edad atada de manos y pies, este la ignoró y siguió su camino, Apenas unos metros más adelante hizo detener el caballo aun escuchaba el llanto de la mujer hizo detener el caballo y dio vuelta, al llegar al sitio descendió con su habitual parsimonia. se acercó a la mujer y con una daga cortó las sogas que la ataban.
-¿por qué no seguiste tu camino? dijo la mujer mientras sujetaba su muñeca derecha con su mano izquierda.
-Tienes suerte de que no te hayan llevado con ellos
-Vete de aqui
-Generalmente los bandidos llevan a las mujeres como tu para cosas muy poco limpias
-Por favor vete
-Conozco muchas chicas lindas como tu que viven como esclavas. si a eso se le puede llamar vivir
la joven mujer le dio una cachetada con toda su fuerza a Traían, este la miro extrañado y la tomo de los hombros, En tu vida vuelvas a hacer eso, no es mi obligación ayudarte a nada, asi que deberias estar agradecida con migo y callarte la maldita boca
Justo cuando Traían termino de hablar un hombre de unos 40 años fornido, barbado  con un pesado peto de hierro y un hacha de combate.saio de uno de los riscos cercanos.
¿Que haces con mi botín? preguntó dirigiéndose a Traían...

Llevaba prácticamente un día entero andando, descansando apenas lo justo para llegar cuanto antes a mi destino. No es que tuviera prisa, al contrario, simplemente extrañaba mi tienda y más que nada estar al pendiente de mis calderos.
Las primeras luces del día iban acariciando el paisaje a mi alrededor anunciándome que pronto volvería a estar rodeada de mercaderes ruidosos y chismosos junto con algún viajero. Acaricié mi cabeza rapada distraídamente sintiendo bajo la yema de mis dedos cómo los cabellos insistían en crecer haciéndome gruñir, tenía que pensar una mezcla efectiva para impedir que creciera y que así las tres profundas cicatrices de mi cráneo se vieran perfectamente. Aunque esa idea la tenía en mente desde hace casi veinte años nunca me había puesto realmente a buscar una solución.

Me detuve unos instantes sentándome descuidadamente sobre una roca para sacar de mi zurrón de cuero un poco de cecina de cerdo y una cantimplora con agua fresca. Mi vista se perdió en el horizonte, más allá del estrecho sendero, ignorando el profundo barranco a pocos pasos masticando de forma ausente mientras recordaba el éxito de mi misión en puerto Kalhana.

Los cascos de unos caballos resonaban por el estrecho desfiladero acercándose hacia mi posición y me apresuré a conjurar un hechizo de camuflaje, guardé con rapidez la cecina y la cantimplora en el interior de mi zurrón y aguardé en silencio con mi maza hecha de huesos en mano.
Seis jinetes pasaron ante mí a toda velocidad sin preocuparse en lo más mínimo en el peligroso camino, no parecían ser simples viajeros ni mercaderes tal cómo iban armados. ¿Bandidos tal vez? Me pregunté observándolos alejarse cada vez más.

Sin deshacer mi conjuro cubrí mi cabeza con la grande y ancha capucha de piel de lobo negro que estaba sujeta a los hombros de mi simple chaleco de cuero rojizo que dejaba toda mi espalda al aire mostrando todas las cicatrices en mi piel. Acaricié sutilmente las innumerables costuras ocultas de mis toscas ropas de cuero contando mentalmente las agujas impregnadas con distintas pociones y venenos. Aseguré mi zurrón al lado izquierdo de grueso cinturón de cuero en mi cadera y sacudí las capas de cuero negro que hacían de falda por encima de mis pantalones.
Estaba por deshacer el conjuro de camuflaje cuando escuché el suave trote de otro jinete, por su apariencia y su rostro aburrido fingía ser un simple viajero, pero su firme postura al cabalgar lo delataba.
Estreché mis ojos desconfiada, esperé que se alejara lo suficiente y lo seguí en silencio ocultándome con facilidad gracias a mi magia.

Al rato pasamos al lado de una carreta en llamas y observé cómo el jinete parecía querer ayudar a una llorosa hembra humana. Resoplé aburrida ¿todo este camino para ver un "romance" entre dos raquíticos humanos?

Me senté algo alejada de semejante pérdida de tiempo deshaciendo mi conjuro de camuflaje y me dediqué a observar entre las sombras de unas rocas mientras sacaba un poco de cecina de cerdo para comer.