La granja de los problemas

Sigo gritando a espera de que alguien me responda, pero no hay ninguna respuesta. Los lobos siguen intentando subir al tronco y en mis nervios trato de sujetarme fuertemente al árbol para evitar caer, ¿cómo pude haberme distraído tanto para dejar caer mi arco y mi caraj?, si que soy torpe, pensé.

Cerré unos segundos mis ojos para agudizar mi oído e intentar percibir presencias humanas para dirigir mis gritos hacia allá, a lo lejos parece que percibo una presencia pero los lobos no me permiten concentrarme. Antes de poder decir cualquier cosa veo como Khanne salta de entre los arbustos y le da una patada a un lobo dejándolo inconsciente, escucho que me pregunta si estoy bien, pero entre tanto shock no puedo ni responder.

Veo que de nuevo invoca las llamas del día anterior, pero esta vez con mayor intensidad y enfocadas hacia blancos en movimiento, el aura demoniaca que había percibido anteriormente estaba a niveles muy altos, no me cabía duda que su origen no era nada bueno. De un momento a otro Khanne logró ahuyentar a los lobos formando un círculo de fuego de protección alrededor del árbol, el aroma a carne quemada me revolvía el estómago del asco, por suerte aún no había desayunado.

Una vez se habían ido, me pregunta Khanne si puedo bajar, suavemente me coloco en cuclillas y sujetándome fuertemente del árbol bajo suavemente, en el trayecto me arde la pierna izquierda, al parecer si me había lastimado en mi camino hacia aquí

-¡Ahhh!.- murmuré entre dientes del ardor que sentía

Una vez en el suelo y tratando de evadir la mirada de Khanne entre abrí mis labios, pero no salía palabra alguna, me agaché para recoger mi arco y mi caraj y al momento noto que Khanne va descalzo, se ha clavado un pedazo de flecha y veo un poco de sangre que le brota de la herida, retiro el lazo con el que sujeto mi trenza y con un sencillo hechizo de curación trato de sanarle, siempre evadiendo su mirada, no me sentía lista para mirarle a los ojos.

-Hazme el favor de sentarte que te he de vendar ese pie.- dije tímidamente

-¿Cómo se te ha ocurrido salir así de la casa?.- dije en tono severo

- No te preocupes, sanará enseguida es solo un pequeño corte. - Dije apartándola suavemente. - No manches tu cinta solo por eso… - Añadí tranquilo.

Ante su pregunta no puedo evitar sonreír.

- Si, hasta yo me sorprendo por mi estupidez. - Contesté sin saber que decir, porque ni yo lo sabía.

¿Qué era mi culpa? ¿Qué estaba tan preocupado que lo último que pensé fue en mi ropa?

- Tenemos que volver rápido. - Le dije con voz seria. - ¿Puedes andar? - No me había pasado desapercibido su quejido de dolor.

No quería asustarla, pero no estábamos en una zona “agradable” además de que no sé cuándo empezará a atacarme la maldición.

Sin esperar contestación me agaché ofreciéndole mi espalda.

- Sube. - Ordené intentando que no percibiera la urgencia en mi voz.

-A saber que estarías pensando para salir así.-

Lo escucho un tono preocupado alertándome que debemos de irnos pronto, ya que lo más probable es que regresen los lobos, algo me menciona si puedo andar.

-Yo creo que si puedo andar.- dije entre dientes

Di un par de pasos y la pierna izquierda me falseaba, de verdad no sabía cuanta adrenalina había tenido para no percatarme que si me había lastimado en verdad. Tomé una vara que se encontraba al pie del árbol y traté de andar un poco pero me molestaba demasiado el pie. Me volteo un segundo y veo como Khanne se agacha ofreciéndome su espalda para que me suba.

-Me parece un gesto muy dulce que me quieras llevar a tus espaldas, pero lo consideras correcto yendo descalzo como estás, con mi peso te podrás lastimar.- advertí en tono preocupado.

-Si insistes en llevarme, solo iré si me dejas vendarte el pie, de otra manera, así me vaya a gatas a la casa, me iré caminando.- dije soltando un leve quejido de molestia.

- Sinceramente, no tengo tiempo para esto… - Le dije alzándola con facilidad en mis brazos. - Ya me regañarás luego ¿vale? Créeme, ahora no es el mejor momento. - Añadí empezando a correr.

Sentí como ella se removía pero afirme mi agarre, la herida del pie me daba igual ya que siempre me he curado más rápido que la gente "normal".

Una sonrisa resignada se dibujó en mis labios. He de darme prisa…

- No te preocupes tanto, ya te dije que no pesas nada torpona. - Le dije sin perder la sonrisa.

Me forcé a acelerar mis pasos, de ninguna manera iba a dejar a Tinu sola en medio del bosque. Salté varias rocas y, después de un buen rato corriendo sin parar ya se veían los campos.

Salté la valla sin dificultad, y apenas me detuve delante de los establos para dejarla en el suelo.

- Uff… llegamos. - Celebré en tono cansado.

Me estiré lentamente y cerré los ojos para sentir el viento, preparándome mentalmente para mi “castigo”. No creo que tarde mucho... Pensé con amargura.

- Tinu. - La llamé aún con los ojos cerrados. - Lo que te dije esta mañana… Es cierto. No soy un buen hombre. - Le dije apoyándome en la puerta del establo.

Di un suspiro resignado y la miré sonriéndola algo apenado. - Sé que no lo merezco, pero perdóname. -

No estoy acostumbrado a disculparme, más que por orgullo porque no veo la razón la mayoría de las veces que me lo exigen, pero esta vez es distinto…

- Ve a descansar si quieres, no creo que podamos partir hoy… - Dije entrando en el establo.

No pude decir mucho más, el dolor de la maldición me atacó violentamente haciéndome caer de rodillas.

El dolor no deja de aumentar haciendo que el simple hecho de respirar me sea prácticamente imposible, siento como si miles de agujas perforasen mis pulmones y todos mis órganos internos. Un espeso sudor recorre mi frente y una violenta y ardiente arcada provoca que acabe vomitando una gran cantidad de sangre debilitándome aún mas.

Estoy jodido... Pensé con una sonrisa burlona sintiendo el sabor metálico de la sangre en mi boca y como todo mí alrededor va desapareciendo.

Khanne hizo caso omiso de mis palabras, me disponía vendarle su pie cuando de un momento a otro ya me había levantado en sus brazos con relativa facilidad, traté de forcejear para poderme zafarme de su agarre y andar a pie, pero me sujetaba con más fuerza, de momentos sentía que me sujetaba tan fuerte que me iba lastimar,está empeñado en hacer lo que él quiere y no escucha lo que yo pienso. En esos momentos lo que menos quería era que me tocara, aún no había procesado lo de la mañana y no sabía cuánto tiempo me tomaría procesarlo.

Por más que me hablara Khanne, yo no decía palabra alguna, ya que ni siquiera podía encontrarlas. No tenía mucho que decir y tampoco quería decirlo.

Me percato que cada vez imprime más velocidad a sus zancadas, a paso apresurado nos dirigíamos a la granja, yo no podía dejarme de preocupar por sus pies desnudos, encima tampoco llevaba camisa. De un momento a otro siento como da un gran salto para cruzar una valla y ya estamos en los terrenos de la granja. Apenas llegamos a un costado del establo me bajo con toda delicadeza y veo cómo se estira para apoyarse después en la puerta del establo.

Al notar su mirada angustiada afirmándome que es un mal hombre, lo miré tiernamente y negué con la cabeza.

Escucho que me pide perdón entre dientes y noto que realmente está muy arrepentido, posiblemente solo fue un impulso lo de la mañana, no sabía lo que estaba cruzando por su cabeza.

Algo me dice que no alcanzo a entender y se introduce en el establo, una vez dentro escucho un golpe seco. Entre abrí la puerta y lo vi tirado en un montón de paja, llevé mis manos hacia mi boca para dar un grito ahogado, pero no pude, caí de rodillas a su lado y coloqué su cabeza sobre mi regazo, acaricié su cabello y traté de decirle que todo estaría bien.

Veo que cierra sus ojos y queda inconsciente pero aún respira, trato de levantarme depositando suavemente su cabeza en el suelo, extiendo mis alas y me dirijo con gran velocidad rumbo a nuestra habitación, entro bruscamente por la ventana y me dirijo hacia mi zurrón, salí de nuevo de la habitación y descendí suavemente sobre la tierra y me dirigí rápidamente al pozo. Cogí pequeño cubo de madera que había tirado en el suelo, lo coloqué sobre la polea y lo baje lentamente para llenarlo a la mitad, ya una vez fuera del pozo lo tome y caminando torpemente con dirección hacia el establo, entre abro la puerta de nuevo y coloco el cubo al lado de Khanne.

-Ahí vamos de nuevo - dije remangándome la blusa

Una vez al lado de Khanne deslizo el pañuelo que porto por costumbre debajo de mi manga y mojándolo lo coloco sobre su frente. Extraje mi báculo y abriéndolo me concentro, iba intentar lo mismo que había hecho el día anterior, al menos para recuperarle.

Coloque mis manos sobre su desnudo pecho y traté de concentrarme, aún no había desaparecido mis alas, entre tanta actividad no estaba para aparecerlas y desaparecerlas, sino que ya me daba igual. Realizo un hechizo de recuperación para asegurarle un sueño profundo, terminé de secar el sudor y limpiar la sangre que escapaba en sus labios y extraje una manta de mi zurrón, aún no despertaría y tal parecía que esta vez se había sobre esforzado mucho.

-No era necesario que hicieras tanto tonto.-dije colocando mi mano sobre su cabeza

-Hay veces que eres demasiado tozudo y aunque me digas que eres un hombre, sigues siendo un niño.- reí suavemente

Después de tanto esfuerzo, mis ojos me pesan, me siento muy débil para sanarme mi pierna, mientras observo a Khanne me quedo lentamente dormida.

Tengo todo mi cuerpo agarrotado, no tengo fuerzas ni para moverme, la cabeza me retumba horrores haciendo que apenas pueda pensar con claridad, encima siento un calor agobiante y no sé de qué…

Un día de puta madre… pensé con sarcasmo aún con los ojos cerrados recordando todo lo sucedido.

Primero Tinu entra cuando me estoy bañando y prácticamente de milagro consigo controlarme para no tirármela, luego para intentar hacerle ver que su ropa no es “segura” para ella estando con un hombre la asusto tanto que se mete de lleno en el bosque. Oh sí, ahora lo mejor… Después de haber estado sintiéndome tan culpable que hasta me olvido de terminar de vestirme, gracias a mi “genialidad” encuentro a Tinu muerta de miedo encaramada en un árbol rodeada de lobos… Casi muere por mi culpa y si no me odia lo suficiente después de todo esto, al usar mis llamas negras seguro que lo hará.

- Soy idiota… - Susurro con voz ronca, sintiendo mi garganta ardiente y rasposa.

Alcé por inercia mi mano izquierda para quitarme unos molestos cabellos de la cara, pero apenas hice el intento el resentimiento de mi reciente “castigo” me hace apretar los dientes y soltar un gruñido de dolor.

Solté un bufido resignado, total aún tardaré un rato en poder moverme. Abrí mis ojos con pereza viendo la gran cantidad de telarañas que hay en el techo. Al menos llegué al establo… La jodida maldición que me impuso ese viejo sarnoso me dio el tiempo justo de traer a Tinu de vuelta.

¿Por qué hace tanto calor? ¿ya es mediodía? Me pregunté sintiendo las gotas de sudor en mi frente. No tengo ni la más remota idea de cuanto tiempo he estado inconsciente, además de que hace rato que percibo un olor dulzón cerca de mí y dudo que las arañas usen perfume. Resoplé agobiado del maldito calor y me esforcé para intentar sentarme, las punzadas de dolor no tardaron en aparecer haciéndome gruñir. Cierro mis ojos para intentar ignorar el dolor y me fuerzo a arrastrarme para apoyar la espalda en una pared o algo parecido, una vez apoyado suelto el aire con pesadez.

- Puto Zelus… Ojalá te pudras… - Maldije cansado, aunque al abrir los ojos veo sorprendido como una manta está encima de mis piernas. - ¿pero qué…? -

¿De dónde coño ha salido? Con razón tengo tanto calor… Me dije apartando con dificultad la manta, observando lentamente mi alrededor. Un pequeño bulto a mi izquierda llama mi atención, aunque al reconocerla no pude evitar que aparezca una torpe sonrisa en mis labios

- Tonta… - Susurro cerrando los ojos, no quiero despertarla aunque lo más seguro es que lo haya hecho sin darme cuenta.

He notado un pequeño patrón en Khanne, el par de veces que he visto que invoca las llamas negras, veo que le causa fatiga, no se debido a que, seguramente será una magia de nivel alto de tipo demoniaco, pero ese tipo de magia he leído que corresponde a seres de mucho poder mágico, y ese tipo de flamas para lo que podría hacer, no debería ser tanto esfuerzo. Además, ¿Por qué no parece haberle afectado mi hechizo de sanación? Debo de investigar lo de los tatuajes que le vi esta mañana a la brevedad pensé.

De momento siento como se mueve algo a mi lado y escucho murmullos, agudizo mis oídos y escucho como Khanne ¿maldice al maestro Zelus?, ¿cómo podría ser eso?, si el maestro cuidó amorosamente de él, si es verdad que era algo duro por su formación, pero no recuerdo que le haya llegado hacer algo al pequeño Khanne.

Entre abro los ojos y veo a Khanne recargado con semblante cansado y molesto, abro mis ojos bien y trato de incorporarme pero me duele mucho el pie aún me coloco a gatas y me aproximo hacia el moviéndome torpemente, al acercarme coloco mi mano sobre la suya y levanto la mirada, con un semblante angustiado lo veo a los ojos

-¿Pero qué acabas de decir del maestro Zelus?, dije apresuradamente

-¿Te sientes bien?.- lo dije colocando mi mano sobre su frente para verificar su temperatura

¿Acaso estará delirando?, pensé. No era posible que Khanne hablara tan amargamente del maestro Zelus, seguramente se habría confundido.

- Tendrías que mirarte esa pierna, por mucho que quiera yo no puedo curarte… - Le digo al escuchar su caída.

Veo como se acerca hacia mí a gatas, observándome con expresión preocupada. Aunque al escuchar su pregunta no puedo evitar desviar mi mirada a mis odiados tatuajes, ahora visibles en mis muñecas puesto que no las llevo vendadas. Resoplo con hastío pero antes de que me pierda entre mis recuerdos, siento la suave mano de Tinu tocándome la frente.

- Estoy bien, no te preocupes tanto por mí. - Le dije sin mirarla.

Me quedo unos segundos en silencio ya que, ¿vale la pena estropear sus recuerdos con ese cabrón? Ella apreciaba mucho a ese capullo y por su tono de voz aún lo aprecia… Lo único que conseguirá si le explico la verdad es que se angustie por estupideces que ya no tienen solución. La mire de reojo, aún tiene en el rostro esa expresión angustiada y si no le digo algo capaz y pensará algo peor.

Resoplé por enésima vez y la miré fijamente a los ojos. - Mira Tinu, te contaré el porqué de mi odio contra ese cabrón pero no debes preocuparte sobre tonterías del pasado. ¿De acuerdo? - Advertí con seriedad.

No espero su respuesta, aunque sinceramente no sé ni por dónde empezar.

- Imagino que ya debes haberte dado cuenta tanto ayer como hoy de que mi… ¿esencia? No sé cómo llamarlo, no es muy “normal” ¿cierto? Tú misma lo dijiste, no soy humano. -

No estoy acostumbrado a hablar sobre mi mismo y me cuesta encontrar las palabras, desvié mi vista a las telarañas de la viga que hay enfrente. Di un suspiro cansado y me dispuse a continuar.

- Tu viejo maestro no era tan bueno como crees Tinu, cuando no estabas en la casa ese cabrón me azotaba hasta el cansancio por cualquier estupidez. ¿Recuerdas que siempre huía de casa? Ahora ya sabes por qué. Es obvio que me odiaba y la verdad, no sé porque Zelus no me mató cuando me encontró pero es una cosa que siempre me he preguntado. - No la mire en ningún momento mientras le contaba mi pasado, no por cobardía sino porque no quiero que vea el resentimiento en mi mirada.

- Después que te fuiste su odio contra mi era más evidente, las palizas eran tan brutales que no creo que un niño normal hubiera podido resistirlas. Hasta que un día… vio mis llamas. - Alcé mi brazo izquierdo, extendiéndolo para que pueda ver perfectamente los tatuajes de mis muñecas.

- No sé porque puedo crearlas, ni porque mis heridas sanan más rápido de lo normal, pero aquel día Zelus me maldijo. No sé que magia invocó, pero me gravó estos tatuajes en las muñecas y no suficiente con eso me puso este ridículo collar. - Agarré el collar con mi mano derecha. - Como si yo fuera un vulgar perro… - Añadí cerrando mis puños para contener mi odio, ella no tiene ninguna culpa.

Me quede en silencio recordándome una y otra vez que ese maldito no estaba aquí.

Noto a Khanne muy distante y seco, sus ojos reflejan entre nostalgia y odio, acorta rápidamente mi pregunta sobre que esta bien y no tiene fiebre, recordándome que me atienda mi pierna que aún me duele de la caída que tuve esta mañana.

Comienza a platicarme sobre un maestro Zelus que desconozco, cruel, abusivo y golpeador, llevo mis manos a mi boca para evitar soltar un grito ahogado, me doy cuenta que Khanne odia de sobremanera al maestro y no alimentaría más su odio excusándolo. Realmente no puedo entender porque fue el maestro así con él, conmigo era estricto pero siempre un hombre muy bueno, lo único que puedo recordar es su rostro angustiado el día que lo recogió del bosque y su negativa de que me acercase, ¿sería posible que hubiese notado algo extraño en él desde aquel entonces?, posiblemente quiso domarle el aura negativa que en el habita, pero por lo que veo no utilizó los métodos mejores y nada convencionales.

Cuando escucho que sus tatuajes se los provocó el maestro Zelus, no puedo evitar soltar un grito ahogado, ya me había estado conteniendo demasiado de decirle algo. Es cuando comprendo la situación de Khanne, había sido sellado por el maestro Zelus o lo que le llaman maldito, esto era más serio de lo que creía y era una magia de poder muy alto, el maestro Zelus era de la división del clérigo especializado en demonios, y apenas trataba de comprender mucho de eso, ya que yo he sido educada en sanación y protección, no sabía mucho del tema e iba ser difícil ayudarle a Khanne con mis conocimientos actuales. ¿Por qué lo habrá sellado?, ¿Qué tanto poder tendrá en su interior?, es notorio que el hecho de que utilice sus habilidades se le castiga, me he dado cuenta cuando las usa y al poco tiempo se siente mal.

Sujeto mi cabeza con fuerza y comienzo a moverla bruscamente, me niego a creer toda la información que me dice Khanne y de su verdadera naturaleza, de como el maestro Zelus no es la persona que yo creí que era, algunas lágrimas escapan de mi ojos, no se si son de coraje por mi ingenuidad, ignorancia o por el coraje e impotencia ante no haber hecho nada para evitarle esa situación.

Tomo su cara entre mis manos y lo veo a los ojos, acaricio su cabello y con la mirada algo nublada debido a mis lágrimas.

-Lo siento mucho, pero te prometo que todo va estar bien.- dije entrecortamente, ya que apenas me salía la voz. - Me cuesta trabajo ver que el maestro Zelus fue tan cruel contigo y yo fui tan tonta al no darme cuenta.- agacho mi cabeza para que no pueda ver mi expresión y bajo mis manos hacia sus hombros, sujetandolo con fuerza

-Lo que el maestro Zelus te hizo, hasta donde comprendo, es un sello para evitar que utilices tus poderes demoniacos, pero aún así veo que los puedes utilizar, lo que quiere decir que no terminó el hechizo sobre ti, ya que el sello no está completado.-

-Yo soy una inútil, en verdad perdóname.- dije entre sollozos.

Al escuchar mis palabras la expresión de Tinu cambia de angustia a sorpresa, y de ahí a culpabilidad y remordimiento. Resoplo con hastío ya que para variar esta tonta no hace caso de mis advertencias, cargando con remordimientos y comiéndose la cabeza por sucesos que nadie pudo haber evitado…

- Deja de disculparte, no es tu culpa tonta. - Le digo al ver como ella tiene la vista nublada por las lágrimas, acercando sus temblorosas manos a mi rostro para acariciar mis cabellos. - Ese cabrón tenía muchas caras, así que deja de preocuparte. ¿Contigo se portó bien, no es así? Pues olvídalo y ya. - Veo como agacha su cabeza y se apoya en mis hombros.

Empieza a explicarme que mis odiados tatuajes no son más que un intento fallido de anular mi poder, y que en teoría el “sello” no está completo. Aunque al escuchar sus sollozos y su disculpa afirmando que es una inútil, me hacen hervir la sangre.

- Tú… elfa sorda, torpe y cabezona… - Gruño con voz ronca acercando mis brazos a su cintura. - ¡¿Quieres entender que no tienes ninguna culpa y que no eres en absoluto inútil?! - Le grito abrazándola de golpe pegándola a mi pecho. Mi cuerpo aún está resentido por la maldición, pero ahora mismo me importa una mierda el dolor.

- Joder Tinu, yo era un puto crío y tú una aprendiz ¿qué crees que habría pasado si te hubieras dado cuenta? A ver… No seas tonta. - La regaño sin aflojar mi abrazo. - ¡Piénsalo cabezota! Ese imbécil te tenía siempre ocupada y mis heridas se recuperan más rápido de lo normal sin dejar cicatriz. ¿O acaso crees que te he dicho esto para darte lástima? - Le pregunté realmente molesto.

Esta tonta… ¿es que todo lo que me ocurra ha de ser culpa suya? ¿O que mierdas le han enseñado para que se sienta así y se disculpe por todo? Malditos sacerdotes… Siempre enseñando estúpidas leyes y creencias inútiles… Pensé cabreado al recordar las tonterías que enseñaba Zelus.

- Ahora te quedas castigada. - Le digo tirando de una de sus picudas orejas, aprovechando que la tengo entre mis brazos. - No te soltaré hasta que cures tu pierna y te preocupes un poco por ti misma. - Advertí serio.

No pude evitar sentirme triste y culpable sobre el pasado de Khanne, es verdad lo que me dice, que en aquel entonces no habría podido hacer mucho por el, era aun muy joven para entender muchas cosas y mis habilidades eran nulas, pero me sorprende mi nivel de ceguera, no tan solo física, sino espiritual, ¿cómo no había notado sufrimiento en lo más profundo de los ojos de Khanne?, ya ni siquiera era digna de ser de los avariel, ya que los nuestros se caracterizan por ser muy reflexivos y apreciar cosas que el resto de las razas a simple vista no percibe.

El tono de Khanne cambia de preocupado con algunos tintes de odio a enojo, antes de que pudiera pronunciar palabra alguna ya me tiene sometida debajo de sus brazos y mi cabeza se encuentra sobre su pecho, supuestamente me tiene castigada hasta que me cure la herida de mi pierna y comience a preocuparme por mi misma. Acaso es verdad lo que escuchan mis oídos, ¿preocuparme por mi misma? esto era un nuevo concepto para mi, siempre me había enseñado a preocuparme por los demás, por lo mismo era sanadora y me especializaba en magia de protección, creo que en ningún momento, salvo hasta el punto en que me decidí a correr la cortina negra de mi pasado y develar todo aquello que no me habían dicho sobre mis padres y las situaciones que provocaron que me quedara huérfana, el pensar en MI, por sobre todas las cosas era definitivamente algo raro.

Sequé con mi mano derecha algo de las lágrimas que seguían fluyendo sin parar de mis ojos, con mi otra mano libre sujete el brazo de Khanne y entre sollozos le dije

-Perdona que no pare de llorar, es que no se si estoy enfadada con el maestro Zelus o conmigo misma por no haberme dado cuenta de las cosas o no haber hecho algo al respecto.-

-Si, ya se que en aquel entonces no habría podido hacer mucho pero al menos te habría propuesto huir, no se, las cosas hubieran sido diferentes y te habría encontrado como ahora con ese odio que veo en tus ojos y que me duele mucho verte así.-

-Solías ser un chico tan sonriente.- agregué apretando mi agarre sobre su brazo

-Entiendo tu preocupación por mi herida, no te apures, no es la gran cosa, ya sanará.-

-Lamento decirte que, al menos para mi, pensar más en mi misma es un concepto totalmente nuevo, no te lo digo por que me tengas lástima, pero la manera en que fui educada, es preocuparme primero del prójimo antes de mi.-

Paré de secarme las lágrimas y apreté fuerte mi puño izquierdo, me sentía muy enfadada, o más bien creo que impotente, no solo por Khanne, sino también por mi.

-No sabes de cuanto valor me tuve que armar para venirte a buscar, he huido, mis maestros están en contra de lo que estoy haciendo, ellos me enseñaron a perdonar, pero no puedo, necesito saber por que mis padres murieron, y muchas cosas más-

Siempre he de ser la niña buena y educada, ¿por qué mis maestros me enseñaron eso?, a obedecer, a no pensar por mi misma a agachar la cabeza y asentir sin tan siquiera haberlo pensado previamente. En esos momentos mi agarre sobre el brazo de Khanne era tan fuerte que de un momento a otro lo solté al igual que mi cuerpo, di un par de suspiros y añadí

-No te preocupes por mi, prometo pensar más en mi misma, pero me llevará tiempo, va en contra de todo lo que me han enseñado.-

Ahora que me doy cuenta, creo que estoy cómoda entre sus brazos, ya que se que no me está sujetando en forma de castigo, sino más en plan para tranquilizarme, como buen hombre no es mucho de exteriorizar lo que siente, esbocé una suave sonrisa. Si me va tener así de castigada, pues he de aceptar el castigo, solté una suave risa, apenas perceptible a cualquier oído; se que no es muy decente que haga esto y mucho menos que mis maestros lo viesen, seguramente pensarían mil cosas malas de mi, ante todo la virginidad de cuerpo, alma y mente era imperativa, pero en estos momentos, esas cosas no me importaban.

-Khanne, ¿quieres desayunar?, hemos estando dando tantas vueltas, que creo tengo algo de apetito

Escuché el “monologo” de Tinu sintiendo sus lagrimas en mi pecho, provocando que me palpite la sien puesto que la cabezota sigue en sus trece y, al escuchar su explicación del porque no se atiende hace que frunza aún más mi entrecejo.

- Estás castigada, así que irás a desayunar cuando yo te diga. - Gruñí pegándola más a mí.

- ¿Tú eres así de tonta o te entrenaron para que llegues a tales extremos? - Pregunté molesto sin soltarla. - Haber, ¿esa cabeza tuya tiene algo más que serrín? ¿Cómo mierda quieres ayudar a la gente si no te puedes ayudar ni a ti misma? ¡Piénsalo orejotas! - Dije tirando fuerte de su picuda oreja izquierda. - ¿Es que no entiendes que si a ti te ocurre algo, la gente que quieras proteger va a salir perjudicada? ¡Qué mierda te han enseñado joder! -

Resoplé con fuerza, no quiero cabrearme con Tinu ya que su estúpido comportamiento se debe a los descerebrados de sus maestros, pero no puedo evitar molestarme ante su exagerada ingenuidad.

- Cúrate de una vez esa pierna, ¿Cómo piensas si quiera en comer cuando ni puedes andar? - Le dije removiéndole los cabellos para despeinarla. - Si crees que te voy a soltar así como así vas lista… - Añadí sonriendo con burla.

Si vamos a jugar a ver quién es el más cabezota, prepárate… Pensé divertido. Mi mano derecha estaba fija en su espalda de modo que le permitía moverse pero no incorporarse, así seguí tirando de su oreja y despeinándola aún más.

-Ah! ¿entonces me tienes castigada?.- solté una suave risa

-Si eres más chico que yo, deberías de ser más respetuoso, al final la que te va a castigar seré yo.- añadí entre varias risas

Por lo que veo esta lucha de hacerme entender por las “malas” lo hace siempre para ayudarme y hacerme comprender cosas, tendré que romper muchos esquemas para poder pensar en mi persona como prioridad, ya que el ser entregada por los demás es algo que siempre me ha caracterizado, el haber nacido con aquel par de cristales me había marcado de por vida y posiblemente Khanne no lo comprendería.

Bajé un poco la mirada sumergida en mis pensamientos cuando escucho que Khanne insiste en que me cure la pierna entre resoplidos y gruñidos, de un momento a otro comenzó a revolver mi cabello, situación que me comienza a molestar, no tanto como para enfadarme, pero si me saca de mis casillas.

-¡Khanne el cabello no!.- dije entre gruñidos

-¿Cómo quieres que me concentre en el hechizo de curación así?.- dije con cara de ligera angustia

Estiré mi brazo y alcance a sujetar parte de su largo cabello y comencé a darle de suaves tirones y entre risas mi angustia se fue desvaneciendo, ya me sentía mucho mejor, ni rastro de las lágrimas que había estado derramando hacía un par de minutos. Comencé a moverme para ver si podía soltarme de su agarre, pero era inútil, aún así, no deje de sujetar su cabello con mi mano derecha y con la izquierda volví a sujetar su brazo intentando hacer palanca para soltarme.

-¡Ya te he dicho que quiero desayunar!, me curaré la herida pero ¿me harías el favor de soltarme POR FAVOR?.- dije suavemente con un tono ligeramente quejón y sarcástico

-Ya me voy a portar bien, anda ya, ¡KHANNE!!!!, ya te dije que el cabello no.-

Comencé hacer caras de frustración combinadas con un poco de berrinche, que desesperación que no podía soltarme

Al escuchar sobre la diferencia de edades no pude sino sonreír con malicia.

- Oh, claro olvidaba que eras una ANCIANA con complejo de niña pequeña… Así que te gustan los “jovencitos” vieja pervertida. - Comenté con burla sin dejar de remover sus cabellos.

Sus quejas sobre su cabello ensancharon mi sonrisa. - Claro, una elfa DE TU EDAD le cuesta concentrarse, ¿cierto? - Dije removiendo más fuerte sus cabellos para despeinarla del todo.

Siento como se remueve para soltarse de mi agarre aunque al no conseguirlo me sujeta un mechón de mis cabellos dando algunos tirones, una sonora carcajada se escapó de mis labios.

- Vaya parece que las ANCIANAS son muy rebeldes, creo que tendré que hacer algo para castigar a semejante vejestorio. - Murmuré acercando mi rostro al suyo.

Sin darle tiempo a reaccionar comencé a hacerle cosquillas por la cintura ignorando totalmente sus protestas.

Es muy extraño, realmente había olvidado poder relajarme así y bromear tranquilamente con alguien. Solo con una persona me sentía libre cuando era un crío, e irónicamente se trataba de la misma elfa cabezona que tenía encima.

- Nunca vuelvas a decir que eres inútil, ¿de acuerdo? - Comenté abrazándola.

-¿Cómo dices que me gustan los jovencitos?.- dije entre gritos con el rostro todo rojo cual manzana y tirando aún más fuerte de su cabello

-¡No soy una anciana!, a una dama no se le dice así.- terminando de decir esto le di un leve pellizco con mi mano izquierda sobre su brazo

-Si no me dulcificas tu tono, no pienso cooperar.- añadí con una leve sonrisa de burla

-¡YA DEJATE DE REIR!.- dije desesperada al ver que revolvía aun con mas fuerza mi cabello

-Te he dicho que me voy a curar pero si me tienes así ¿como quieres que coloque mis manos sobre mi herida?, ¡burro!.- dije algo desesperada entre resoplidos

Khanne inclina su cabeza hacia mi y me susurra al oído que soy una anciana rebelde y que me va a castigar, al sentir su cálido aliento me da un leve escalofrío que recorre todo mi cuerpo. Antes de que pueda entreabrir mis labios para pronunciar frase alguna me comienza hacer costillas a la altura de la cintura.

-Mmmmmnmm.......-

-¡KHANNE YA BASTA! ¡POR MYSTRA!, que me vas a matar.- ya a esas alturas tenía la cara tan roja que no podía ni hablar, me moría de las cosquillas

De un momento a otro se detiene, al fin me ha dado un respiro y me sujeta fuertemente ya no como un agarre, sino como un tierno abrazo, sorprendida alzo un poco la cabeza y deposito un beso en la parte inferior de su mandíbula.

-Ya me voy a curar, es que no me has dejado ni sacar mi báculo ni colocarme las manos sobre la herida y así como me tienes me es imposible, sonso.- dije en tono suave y algo mimoso

La suavidad de los labios de Tinu en mi mandíbula me deja totalmente descolocado y, al bajar mi mirada para observar su rostro no puedo evitar tragar duro.

Sus ojos violáceos estaban brillantes por las lagrimas, sus mejillas ruborizadas y su despeinado cabello le daban un aire de rebeldía que la hacía ver totalmente irresistible. No pude evitar desviar mi mirada hacia sus carnosos labios, tentándome para atraparlos con los míos.

Otra vez no… Me dije alarmado girando mi cabeza para controlar mis instintos. Si no fuera tan condenadamente hermosa… Pensé soltándola sin darme cuenta.

- ¿Sonso? - Repetí con aire distraído. - ¿Cómo voy a saber que necesitas para curarte? ¿no puedes hacer magia sin el palo ese? - Pregunté ya más calmado.

- Venga cúrate, no querrás que estemos aquí encerrados todo el día ¿verdad? - Comenté pellizcándole suavemente la nariz aunque sin mirarla.

No entiendo porque Tinu tiene este efecto tan devastador en mí… Pensé cerrando los ojos sintiéndome agotado.

Después de haber depositado un beso sobre la mandíbula de Khanne, me percato que gira su mirada hacia mi y me con un aire algo reflexivo y muy centrado en sus pensamientos, a decir verdad lo noto algo ausente como si pensara algo más de lo que aparenta. De un momento a otro relaja sus brazos y me libera del abrazo, me ha sorprendido mucho que me libere tan fácilmente, si antes se negaba a soltarme, que raro, a saber que está pensando.

Pude alejarme torpemente de Khanne y me coloqué a su lado, me incline un poco hacia un costado y coloque mis manos sobre mi herida, cerré mis ojos y comencé a recitar un sencillo hechizo de curación, una suave luz se desprendió de mis manos y un placentero calor recorría mi herida, haciendo que cesara de dolerme.

-A decir verdad, si puedo hacer magia sin el bastón, no palo como dices.- dije con una suave risa

-Pero ya no sabía que inventarte para que me soltaras, estabas demasiado intenso, diría yo.- agregué en tono suave

-Creo que a estas alturas ya podremos ir a desayunar, que si yo tengo apetito tu de sobras tendrás, encima no llevas zapatos y no terminaste de vestirte.- dije en tono relajado, agregando una ligera risotada al final

Flexioné mis piernas y comencé a incorporarme, me apoyé ligeramente sobre el hombro de Khanne para poderme levantar, no demasiado, ya que después de lo que había sucedido seguramente estaría aún algo dolorido. Extendí mi mano y la coloqué sobre su cabeza, ya que seguía algo ausente

-¡Anda vamonos ya!, no te preocupes tanto por las cosas, ¿vale?

- Tramposa. - Murmuré divertido al escuchar que podía hacer magia sin el bastón ese raro que tiene.

Seguí con los ojos cerrados escuchando sus palabras aunque, al sentir su mano en mi hombro los abrí para comprobar si finalmente ya podía andar. No estaba preparado para ver el escote de su blusa a escasos centímetros de mi rostro, me aparté con rapidez golpeándome fuerte la cabeza con la pared a mi espalda.

- ¡Joder! - Gruñí malhumorado tanto por mi estúpida reacción como por el golpe.

Solo se ha apoyado para levantarse, ella no está coqueteando conmigo… Me dije intentando calmarme. Aunque esa condenada ropa suya va a provocarme muchos dolores de cabeza… Pensé mirándola de reojo.

Solté un bufido resignado levantándome despacio. - Creo que necesitaré una jodida cuerda… - Murmuré cansado.

Una vez en pie sacudí con pereza las hebras de paja que se me han pegado al cuerpo, para encaminarme hacia la salida del establo. Después del dolor de la maldición tardo bastante en poder comer normalmente, además que ni hambre sentía pero si esta torpona no me ve comer seguro que se preocupará por estupideces nuevamente.

Me estiré despacio para quitarme la sensación de agarrotamiento de mis músculos. Aún tenía el cuerpo resentido, pero ya era mucho más leve permitiéndome moverme libremente pero sin hacer movimientos bruscos.

- Voy a la despensa, ve junto al viejo pero NO aceptes nada de beber que te ofrezca ¿vale? - Le dije encaminándome hacia la casa.

Tal parece que por fin convencí a Khanne de salir de aqui y el “humor” de momento ha pasado, que cadena de problemas se dieron en el transcurso de la mañana y ya sin contar que desde ayer todo el desastre que sucedió en casa del maestro Kaiedus, coloqué mi mano sobre mi cabeza y la agite ligeramente, aún no comenzamos el viaje y como ha habido de problemas, suspiré.

Salimos del establo en silencio, salvo que antes Khanne me había dado instrucciones de irme junto al dueño de la granja que era un señor de edad avanzada, según entendí iba a ir a la despensa por algo de comer, así que me dispongo hacerle compañía, seguramente tendrá mil historias interesantes que platicar, las personas de edad son un océano de sabiduría y para los nuestros siempre eran altamente respetados y venerados.

-Esta bien, me iré hacerle compañía al señor, no te preocupes Khane.- dije esbozando una sonrisa

Entramos a la casa y Khanne tomo su camino rumbo a la cocina, yo por mi parte, a paso muy discreto, ya que no quería alterar al señor, me asomé tímidamente para ver si estaba despierto, veo un hombre de avanzada edad y de arrugada calva sentado en una vieja mecedora y con una gruesa manta cubriéndole las piernas, se encontraba a un costado de la chimenea; cuando me fijo con más atención, tal parece que, ¿no tiene piernas?, lleve mis manos hacia mi boca para evitar soltar un ligero grito de sorpresa. Ante todo he de actuar serena, no me he de alterar ni que el se percate, de la lastima que siento al ver que no posee sus miembros inferiores, ¿qué historia se ocultaría detrás de su condición actual?, me preguntaba.

-Buenas tardes señor, ¿cómo está usted?.- dije tímidamente

El hombre voltea a verme con algo de desdén, asiente con su cabeza y empuja un viejo tarro metálico que se encontraba sobre la mesa, me hace señales con su mano de acercarme y sentarme en una vieja silla que se encuentra a su lado; me aproximé y acepté su invitación, sujeté el tarro, al ver que me seguía insistiendo con la mirada.

A decir verdad yo no sabía decir no, y mucho menos cuando me ofrecían las cosas de manera tan amable y sincera. El viejo me indica con una seña que me beba el contenido del tarro es un líquido de color tinto y su aroma es bastante robusto, al sentirlo no pude evitar hacer una mueca de ligero asco, pero los ojos alertas del anciano no se apartaban de mi e insistía con la mirada que me lo bebiese.

Técnicamente era un tarro bastante grande, tenía que sujetarlo con amabas manos y tenía un peso considerado, al juzgar por esto, la cantidad de líquido que contiene es bastante, trague saliva y lo voltee a ver, con unos ojos que daban a entender miedo, pero el me regresó una mirada tranquila, vivaz y llena de confianza; respiré hondo y me resigné a beberme el contenido. Di un pequeño sorbo y el líquido tenía un sabor algo amargo e intenso, como de uvas demasiado añejas, me recordaba al vino que utilizaban los maestros en las fiestas, solo que este era aún más fuerte. Coloqué el tarro sobre la mesa y apoyé mis manos sobre mis muslos, de repente sentí una mano sobre mi hombro y voltee y era el anciano indicándome que de nuevo bebiera pero en señal de tomármelo todo de un golpe, de nuevo tomé el tarro y me guiñó un ojo, comencé a beber, en un principio era amargo pero ya a mediados del vaso no me enteraba de que era lo que bebía, una vez terminé coloque el tarro de un golpe sobre la mesa y apoyé mi mano sobre su hombro, ahora me veía con ojos de aprobación y esbozó una sonrisa. A estas alturas me sentía aceptada, pero bastante mareada, tratando de contener mi cuerpo en su lugar, sentía mis mejillas muy calientes y con una mano comencé a tocarme la cara, tenía ligeros movimientos de vaivén, ¿a qué horas va regresar Khanne?, me pregunté.

Una vez en la cocina puse a hervir agua y me interné en la pequeña despensa. No estaba muy tranquilo dejando a Tinu con el viejo, pero espero que esta vez me haya hecho caso. Me fijé en que había bastantes sacos de harina, arroz y trigo. Apartando un saco de arroz cogí unos tarros con hierbas para hacer infusión ya que en esa casa solo había bebidas alcohólicas, además de coger algunas especias para cocinar. Cogí un pequeño cazo y me dispuse a preparar algo caliente para comer, no me considero buen cocinero pero al menos nunca le he encontrado mal sabor a mis comidas, además de que esa elfa necesita comer algo más que solo fruta.

Cogí tres platos de madera llenándolos del arroz, aunque solo llené la ración del viejo hasta los topes. Con los tres humeantes platos y una taza de infusión me adentré en el salón. Aunque nada más poner los platos en la mesa vi alarmado como Tinu tenía un tarro vacío delante suyo.

- Viejo… - Advertí serio.

- Vamos, vamos no seas aguafiestas. Una copita nunca hace daño a nadie. - Me dijo sonriendo con malicia acercándose su plato para empezar a comer.

- ¡¿Cómo que una copita?! ¡¡Le has dado el tarro más grande!! - Protesté quitándole de un zarpazo el tarro de la mesa.

- Tómate esto Tinu, te sentará bien… - Le dije ofreciéndole la taza con la humeante infusión.

- Oh, parece que al salvaje Khanne ya lo han domesticado. - Se burló tirándome una botella llena de ron. - Ya sabes las reglas, si quieres estar en mi casa has de beber lo que te ofrezca. -

- Maldito vejestorio… Ella es una mujer, además de que no ha comido nada en todo el día, ¿quieres abrirle un agujero en el estómago o qué? - Dije sacando el tapón de la botella con los dientes para escupirlo al suelo poco después.

- Es mi jefa, así que si quieres que beba alguien contigo lo haré yo. Es mi responsabilidad cuidar de ella. - Añadí serio dando un largo trago pero sin dejar de observar a Tinu.

Tenía la mirada perdida, con sus mejillas totalmente arreboladas y moviéndose ligeramente. Joder, ¿porqué no siguió mi consejo? Pensé preocupado.

- Bébete eso y come. - Ordené al ver que seguía con la taza de infusión en las manos pero sin beberla.

Las carcajadas del viejo me estaban cabreando, aunque ya era tarde para arrepentirse de haber venido.

Ojalá no esté muy ebria… Pensé dando otro largo trago de la botella.

De repente veo como se aproxima un bulto, al parecer es alto y tiene el cabello oscuro, juzgo que es una persona porque tiene movimiento, escucho que dice algunas cosas a la lejanía, al parecer está hablando con el anciano que tengo al lado, quien sería, ¿una visita?, sujeto mi cabeza, como me siento mareada, si tan solo fue un tarro, ¿por qué me había pegado tanto?.

Al acercarse el bulto creo identificar la voz de Khanne, de un movimiento brusco retira el tarro donde me encontraba bebiendo y lo reemplaza por una taza caliente, a saber lo que contendrá, pensé. El anciano que está a mi lado continúa una conversación con Khanne, ahora se que no era una visita sino Khanne que regresaba de la alacena, no se que tantas cosas discuten, me comienza a doler mucho la cabeza, sujeto la taza torpemente y trato de acercarla a mi boca, doy un sorbo y siento una sustancia parecida a una infusión, pero no se si es por el sabor del vino que me sabe horrendo o a que se deba trato de regresar la taza a la mesa y cual sería mi sorpresa que se me resbaló y cayó sobre mis piernas, el líquido es tan caliente que hago un movimiento y me caigo de la vieja silla, creo he caído de costado, medio me muevo para incorporarme, no se si me queme o que sucedió solo se que me arden un poco las piernas.

-Perdóname Khanne, se me ha caído la taza, lo siento.- dije con ligeros ojos llorosos

-Pero no se preocupen.- dije haciendo leves movimientos con la mano, con ligera risa

Trato de buscar de nuevo la silla para poder colocar mi mano sobre la pata tratando de hacer tierra, cuando por fin creí encontrarla, la pata de la silla era mas gruesa de lo que recordaba, ya de rodillas levante mi mirada y vi que no era la silla de donde me había apoyado, sino de la pierna de Khanne, y no se que tanto me decía.

-Es que me he caído, me arden mis piernas y siento mucho haber tirado el té.- dije balbuceando con las lágrimas apunto de brotarme

Mi preocupación por Tinu aumenta a ritmo alarmante al ver que me observa pero no parece reconocerme. Joder Maldije. Veo como intenta beber la infusión, arrugando la nariz al tomar el primer trago aunque pocos segundos después se le resbala vertiendo todo el contenido en sus muslos para caer ella al suelo.

- ¡Tinu! - Grité alarmado levantándome de la silla para ayudarla.

- Vaya que divertido, parece que tenemos a una joven elfa borracha en casa, eso no se ve todos los días. - Se burló el viejo mirándome con picardía.

- ¡¡Es tú jodida culpa que ella esté así!! - Le respondí alterado intentando no darle un buen puñetazo.

Escucho levemente la disculpa de Tinu, por mí como si rompe todas las putas tazas y tarros de la jodida casa con tal de escarmentar al viejo. Aunque al escuchar su risa algo pastosa por el alcohol me impide amenazar al viejo como me gustaría.

- ¿Puedes levantarte? - Pregunté al verla tantear en el suelo buscando vete a saber qué.

- ¡Mira, si pareces un hombre decente y todo! ¿Desde cuándo te preocupas por los demás? - Me picó sin dejar de comer.

- ¿Por qué no me haces el jodido favor de atragantarte y morirte? - Respondí conteniéndome a duras penas.

De golpe siento como la mano de Tinu me palpaba la pierna. ¿qué hace? Me pregunté aturdido. Aunque al ver su mirada vidriosa diciendo que le arden las piernas hace que tire de ella hacia mí, alzándola con facilidad.

- No te disculpes, no es culpa tuya. - Susurré en voz baja para que no me escuchara el viejo.

La acomodé entre mis brazos para poder subirla a la habitación y que pueda cambiarse, pero las putas carcajadas del viejo me hacen perder la poca paciencia que me queda.

- Vuelve a darle si quiera una gota de alcohol a Tinu y te meto la puta mecedora por el culo. ¿Me has oído? - Le amenacé saliendo del comedor. - ¡Y ni se te ocurra comerte su parte! - Grite ya en el pasillo.

Subí las escaleras con dificultad puesto que Tinu no dejaba de removerse, una vez en la habitación la senté en la cama. Me metí en el baño para coger uno de los trapos, para remojarlo en una pequeña jarra de agua.

- Quítate los pantalones y refréscate con esto. ¿Puedes? - Pregunté algo indeciso puesto que no sabía si me había escuchado o no.

Apenas iba a comenzar a llorar debido a la torpeza de mis actos con el desayuno que tan amablemente Khanne me había preparado, cuando Khanne me ha alzado de un golpe, apenas puedo mantenerme en pie, creo que si me ha pegado mucho el alcohol que bebí, seguramente por lo delgada que estoy y sumándole a eso que no desayuné ni cene.

Creo que el anciano esta sosteniendo una discusión con Khanne, me cuesta trabajo encajar los diálogos en mi mente, mi cerebro está bastante más lento de lo normal, todo me da vueltas y no entiendo mucho de lo que sucede a mi alrededor.

Antes de que pudiera decir algo, Khanne me levanta en brazos y no se a donde me lleva, pero todo se tambalea y me comienzo a marear aún más, al parecer subimos escaleras, la verdad es que no se. Una vez me ha bajado me deposita sobre la cama y entra al baño, algo me dice de quitarme los pantalones y no se que otras cosas más, pero me siento muy atarantada para poder entender y el hecho de estar en la cama me da mucho sueño, posiblemente después de una siesta me reponga. De estar sentada sobre la cama, solo me deje caer, creo que las piernas aún me cuelgan, pero esta sensación pronto pasará, me arden las piernas, pero estoy tan mareada que si trato de sacarme los pantalones seguro me caigo de la cama, siento nauseas, ¡por Mystra!, ¿qué tenía ese alcohol?. Al cerrar mis ojos se me escapan unas lágrimas y me quedo dormida, con las piernas tocando piso para hacer tierra, menuda borrachera he pillado.

Solté un suspiro resignado al ver que Tinu era incapaz de hablar o moverse, sabía de sobras que una vez tumbada no tendría fuerzas para nada. Dejé el trapo mojado dentro de la pequeña jarra dejándola en el suelo y me acerqué a ella.

- Tinu, te voy a quitar los pantalones para refrescarte las piernas. - Le informé alzando uno de sus pies para quitarle las botas.

Me movía despacio para no marearla más, aunque la jodida botella de ron que me tomé antes para contentar al viejo hacía mis movimientos algo torpes. Le desabroché el cinturón dejándolo en la pequeña mesita al lado de la cama y acaricié su mejilla para ver si aún estaba consciente.

- Dices que eres la “adulta” y siempre he de cuidarte como a una niña… - Comenté al ver que no reaccionaba.

Viendo su estado le saqué los pantalones de un fuerte tirón y le tiré la sabana encima de sus caderas para que se cubriera, sabiendo cómo es hará un horrible escándalo cuando recupere el sentido.

Fui a recoger la pequeña jarra con el trapo y me senté a su lado en la cama.

- Eh torpona, ¿puedes oírme? - Pregunté volviendo a acariciar su mejilla, sintiendo la suavidad de su piel.

Escucho a lo lejos unas pisadas, aún no he entrado en estado de sueño profundo, tan solo estoy dormitando, pero dentro de poco me quedaré dormida. Tengo los sentidos entorpecidos y el alcohol hace que me de mil vueltas la cabeza. Algo dice Khanne y siento que me saca las botas y da un tirón y siento frescura en mis piernas, seguramente es por el ardor, pensé. Me removí un par de veces sobre la cama y comencé a murmurar dormida.

-No te pr-e-ocup-es pequeño Khanne.- murmuraba torpemente

Continué murmurando palabras que no tenían ni sentido. Sentía movimiento a mi alrededor pero no me percataba mucho de las cosas.

-Papá, mamá, ¿por qué me dejaron sola?, tengo miedo de mis maestros, me dicen y hacen cosas raras.- murmuré nuevamente brotándome lágrimas de mis ojos