La danza de la aventura

Apenas se aproximaba la hora del almuerzo y tan solo había un par de humanos patilargos rondando por ahí, mirándonos como si fuéramos producto de su imaginación. Acaricié nuestro poni mientras observaba el pueblo con hastío.

- Vaya pueblo mas aburrido… - Comenté al ver la humilde y casi desierta plaza de piedra donde recién nos habíamos instalado.

- ¿Qué más da? Tienen oro y eso es lo que cuenta pequeña. - Gruñó Bran acomodando sus artesanías en su puesto. - Vosotras solo encargaos de atraer a la gente como de costumbre. - Añadió sacando una colección de pequeñas dagas de plata.

- Vale, pero nos has de dejar comer esa tarta de frambuesa que has escondido nada mas llegar. - Chantajeé arreglándome el cabello para que no se soltara y me molestara como de costumbre.

Sonreí al escucharle maldecir y miré a mi hermana. Llevábamos el mismo vestido rico en lazos, adornos y encajes, exactamente tal y como a ella le gusta. Aunque el de Mentha era rosa claro y el mío morado oscuro. Nos iba a costar un poco bailar con estos zapatos y con los vuelos de la falda, pero solo imaginar el sabor de esa tarta de frambuesas merecía el esfuerzo.

- ¡Venga, vamos a resucitar este pueblo rancio Mint! - Le dije ofreciéndole mi mejor sonrisa.

Aproveché las cajas apiladas para saltar con facilidad sobre ellas y, una vez encaramada encima del techo de nuestro carro comencé a tocar notas agiles y frescas con mi apreciado laúd, llamando la atención de la gente que nos miraba con curiosidad.

Mis pies seguían automáticamente el ritmo alegre de mis notas. A mi lado mi hermana seguía mis improvisados movimientos como si fuéramos un reflejo exacto, tocando su ocarina para enriquecer la melodía.

Escuchaba las exclamaciones de sorpresa y risas de los pequeños acercándose tironeando a sus padres para vernos danzar, así que puse más énfasis en mis notas para atraer los pueblerinos mas rezagados y algún que otro viajero.

Cerré mis ojos dejándome llevar totalmente por el ritmo, mis labios comenzaron a cantar narrando increíbles historias de bravos guerreros en busca de aventuras mientras mi cuerpo danzaba sin cesar, sintiendo como las notas fluían desde lo más profundo de mi alma hacia el exterior.

Habíamos tenido varios días de viaje para llegar al siguiente pueblo, no puedo esperar que hermosas cosas pueda poner mis manos sobre ellas, ya sean adquiridas o “prestadas”, hice una mueca de malicia soltando picaras carcajadas, ya sea una cartera, un bolso o un precioso atuendo, Mentha tomará todo lo que se mueva, pensé colocándome en una postura victoriosa dentro de nuestro carro. Mínimo a ver si consigo algunas telas o lazos para confeccionar sombreros o uno que otro atuendo nuevo, mordí mis uñas en señal de ansiedad.

Mi hermana Lily se encontraba afuera reconociendo el terreno, me asomé por la puerta trasera y vi que acariciaba tiernamente a nuestro pony, agudicé mis oídos y me percate que sostenía una conversación con Bran y algo sobre una tarta de frambuesa, sujete mi estómago en señal de antojo, deberíamos de hacer puntos si queríamos poner nuestras manos sobre tal manjar. Sacudí mi vestido y salí del carro, Lily me animaba a comenzar nuestro espectáculo.

-No solo resucitar mi dulce hermana, vamos a barrer con TODO.- hice una ligera sonrisa maliciosa, di un suave movimiento de cadera y le guiñé un ojo

Lily se colocó en la parte superior del carro y comenzó a interpretar una animosa canción con su laúd, acto seguido, me subí para hacerle compañía, extraigo mi ocarina de un pequeño bolso que cargo y acompaño a mi hermana, comienzo a dar ligeros saltos de un pie a otro en movimiento de vaivén. La gente se fue acumulando a nuestro alrededor, yo seguí concentrada en lo mío, de un momento a otro, mi hermana comienza a cantar y cual hechizo, tiene a todos babeando con su melodiosa voz.

He de aprovechar el momento, pensé, por mi parte saco una sombrilla, doy un salto para hacer mi actuación en la parte de abajo "donde sucede la acción", como siempre digo y comienzo a bailar haciendo malabares con la sombrilla, me comienzo a meter entre los curiosos y mis ágiles manos extrajeron mas que una cartera, joyería, relojes, en fin, no era la gran cosa pero si los lográbamos venderlo podríamos comer 2 semanas hasta hartarnos.


Una vez hubo terminado el espectáculo el publico estallo en vitoreos y aplausos, nosotros hicimos profundas reverencias de agradecimiento tomándonos de las manos por la espalda y agachando nuestras cabezas. Al estar agachadas le guiñé un ojo a Lily, el “acto” había sido un éxito. En ese momento el carro tenía un dispositivo para arrojar papeles de colores, la gente quedó estupefacta con tal espectáculo, sucedía que uno de mis pasatiempos era elaborar artefactos, y trampas, estaba haciendo pruebas con pólvora para sistemas de explosión y por lo que veo era del agrado de nuestro público.

Ya desahogadas de la gente le hago una señal a Lily de entrar en el carro, sacando de mis enaguas el botín lo coloqué todo sobre la mesa de nuestro improvisado comedor.

-No es tanto, pero si logramos vender todo esto podremos comer hasta hartarnos 2 semanas, a menos que me des permiso de comprar algunas cosillas que traigo en mente.- dije mirándola con ojos de borreguito perdido

Apenas terminé la última nota de mi canción me sentí exhausta, realmente atraer a tanta gente concentrando mi magia interior para embelesarlos era agotador, pero al menos ahora podía aguantar 3 actuaciones antes de quedarme dormida.

Sonreí al ver como Mentha recién cerraba su sombrilla, así que salté a su lado. Los aplausos y alabanzas no tardaron en estallar, haciéndome sonreír con orgullo. Sujete la mano de mi hermana dándonos la espalda y inclinamos sincronizadamente nuestra cabeza en señal de gratitud. Sonreí al ver el guiño de mi querida hermana, seguramente estos pobres tontos ni se habrán dado cuenta de que nuestro espectáculo no ha sido “gratis”. Al escuchar como la gente se sorprendía y vitoreaba la elaborada trampa de confeti que hizo Mentha sentí como se me hinchaba el pecho con orgullo.

- Buen trabajo Mint. - Alagué sonriendo dulcemente.

Viendo como mi hermana me hacía una señal para entrar en el carro, me desaté el cabello. Una vez dentro, cogí un pañuelo para secarme el ligero pero molesto sudor en mi frente y cuello, y una vez acomodé mi apreciado laúd en su funda me fui desabrochando los cierres del vestido.

- ¡Oiba! ¿Todo eso has conseguido? - Exclamé sorprendida al ver la numerosa cantidad de carteras, relojes y joyas encima de la mesita. - Quien pensaría que en este raquítico pueblo tendrían tan llenos los bolsillos. - Comenté divertida quitándome finalmente el vestido.

Me apresuré a cambiarme, puesto que no quiero que ese enano se coma toda la tarta. Me puse unos ligeros y ajustados pantalones negros, una holgada blusa de manga larga blanca que me llegaba hasta la mitad del muslo, y un chaleco de cuero rojo. Me ajusté mi fino cinturón de cuero negro encima de la blusa para acomodarlo a mi cintura. Una vez vestida cómodamente me abroché mis botines de cuero rojo y me senté sacando una de mis libretas para anotar el valor aproximado de todo el botín.

- Si mis cálculos no me fallan, con esto y lo que nos quedó del anterior pueblo tenemos para unos 23 días comiendo hasta los codos, así que… - Miré los ojos de borreguito que me hacía mi hermana con una sonrisa. - ¿Te parece si compramos tus cosas después de visitar a Bran? - Le pregunté acomodando la pluma en el tintero.

- Recuerda que Bran es muy glotón, y si no nos damos prisa perderemos la oportunidad de probar esa rica tarta de frambuesa que tan torpemente escondió… - Informé sintiendo como me gruñía el estomago ante la fabulosa tarta.