Un regalo cumpleaños (Relato)

Ya había anochecido pero no me importaba, estaba completamente empapado por estar toda la tarde metido en el río y, aunque tenía frío y prácticamente no sentía mis extremidades ya casi lo tengo.

Cogí aire nuevamente y me sumergí para volver a raspar con mis doloridos dedos la superficie de la brillante piedra azulada. Prácticamente ya no me quedan uñas y eso me dificultaba la tarea, aunque cada vez la piedra se va debilitando mas y mas hasta tomar la forma que yo quiero. Saqué la cabeza unos segundos para tomar aire y me sumergí de inmediato.

Desconozco porqué al concentrarme sale una luz oscura alrededor de mis manos, pero gracias a eso puedo modificar la forma a mi antojo.

¡Ya está! ¡Ya está! Pensé al ver como se desprendía la piedra del fondo del río rindiéndose a mi tozudez.

Finalmente con mi preciado trofeo en mis manos salí del río y me dejé caer agotado sobre la hierba.

El viejo se va a volver a enfadar conmigo. Pensé divertido. Lo más seguro es que me vuelva a quedar sin cenar.

Cerré los ojos ya que sentía mis párpados muy pesados a la vez que me costaba respirar, el viento aunque era suave penetraba en mis huesos haciéndome tiritar.

Estaba por dejarme llevar por el sueño cuando escuché una lejana y suave voz llamándome. Con esfuerzo intento esconder dentro de mi mojada camisa la figura de piedra antes de que llegue. Me arde el pecho y apenas puedo abrir los ojos, pero de golpe siento como una suave mano me acaricia con cariño apartando los cabellos del rostro. No logro entender que me dice, pero por su cara seguro que me está regañando otra vez.

- Ti-tienes cara de-de vieja Tinuninu…- Le digo con picardía sin poder evitar que me castañeen los dientes.

Veo como en lugar de molestarse me abraza cariñosamente, alzándome con facilidad en sus delgados y frágiles brazos.

¿Joder, tan pequeño soy? Ya verá cuando crezca… Pensé molesto, hinchando mis mejillas al sentirme tan ridículamente diminuto. Aunque huele muy bien… a fruta… Sin apenas darme cuenta termino abrazándome a ella, escondiendo mi cara en su cuello dejándome llevar quedándome adormecido.

Siento como me sacude suavemente el hombro, pero no deshago mi abrazo. No quiero separarme de ella, sobre todo ahora que escucho las protestas del viejo. Así que en rebeldía la abrazo mas fuerte aún clavándome algo en la barriga, es ahí cuando me acuerdo del porque de mi lamentable estado.

Abro mis ojos aunque apenas veo manchas borrosas a mi alrededor, trato de enfocar mi mirada en su rostro y finalmente suelto una mano del fuerte abrazo alzándome la camisa para mostrarle lo que trataba de ocultar.

- Fe-feliz cum-cumpleaños Tinu…- Susurro intentando ofrecerle una sonrisa sintiendo mi voz seca y rasposa, acercándole la figura.

No veo su cara pero si siento sus cálidas lagrimas en mi rostro. ¿Tan feo me ha salido? me pregunté mentalmente. No sé si se parecerá a los unicornios de los que suele contar en sus historias, pero me dijo que eran caballos con un cuerno ¿no? Pensé preocupado.

Aunque al sentir sus suaves labios en mi mejilla, hace que me ruborice totalmente y oculte mi rostro en su cuello dejándome llevar por el sueño y su dulce calidez.

Spoiler: