El orgullo de viajar sola

Hacía apenas una semana que me había separado de mi queridísima hermana Mentha, aunque habíamos acordado que iríamos a buscar el mejor mentor para nosotras su ausencia me dolía. Por suerte pude convencerla de que fuera con Bran y se llevase nuestra hermosa carreta, ya que ese viejo enano gruñón conocía "gente peculiar" que sospechosamente conseguía objetos que no eran suyos tan fácil como mi querida hermana.

El cielo anaranjado del atardecer apenas se podía apreciar por los enormes edificios de Liore, sonreí satisfecha por mi hazaña apretando las tiras de mi mochila mágica que se hallaba en mi espalda, junto la funda de mi gran laúd. ¡Había conseguido llegar sola a Liore! Vale que tuve que usar varias veces algún hechizo de ilusión para eludir a unos gruñones peludos, además de haber aprovechado mi "don" para regatear y conseguir un viaje en carreta prácticamente gratis, ¡pero lo conseguí!

¡Chúpaos esa estúpidos hermanos mayores! Me dije sonriendo con malicia haciendo una postura de orgullo... que apenas me duró debido al fuerte empujón que casi me estampa contra el suelo.

- ¡Ten cuidado patilargo! - Grité molesta llamando bastante la atención de la gente de mi alrededor. Ignoré el balbuceo del gordo humano que casi me atropella y me acerqué directa al guardia que estaba a un lado de la fuente de los deseos.

- Disculpe, ¿podría indicarme la mejor posada? - Pregunté cambiando automáticamente mi cara molesta por una gran sonrisa.

Memoricé sus indicaciones y negué educadamente que me acompañase, puede que fuera pequeña pero si había empezado mi propia aventura no iba a dejarme tratar como una niña. Prácticamente ya era de noche cuando llegué a la Posada Lobo Negro, observé sus grandes y limpios ventanales viendo que parecía estar bastante llena. Algo normal para estas horas.

Sacudí el polvo de mis ropas y me acomodé el cabello, aunque llevara puesta una simple ropa de viaje no quería dar mala impresión, las posadas siempre son fuente de rumores y dinero si conseguía convencer al dueño para que me dejase actuar.
Con una sonrisa confiada me adentré en la concurrida posada y, esquivando algunos comensales me acerqué a la enorme barra haciéndome fruncir el entrecejo ante mi primer obstáculo... La altura. Resoplando pero decidida, busqué un par de enormes taburetes desocupados dejando mi mochila y mi laúd en uno, para trepar encima del otro. Una vez arriba me puse de pie en el asiento apoyándome en la barra para que pudieran verme, aunque antes de abrir la boca mi estómago gruñó salvajemente.

- Ups, creo tengo más hambre de la que pensé. - Comenté tocando mi estómago algo avergonzada.

Era un nuevo día, uno como cualquier otro, eso podía olerlo en el aire.
Con los años había podido oler los diferentes olores de la Posada Lobo Negro, y escuchar los diferentes silencios que aquella estructura guardaba.
Me levante a la madrugada como siempre, ni un minuto más, ni un minuto menos. Era una o dos horas después de que las meseras y cocineras comenzaran su cambio de turno pero era algo que me podía permitir, después de todo era el que menos dormía.

- ¡Hoy será otro gran día! – Gritaba mientras bajaba las escaleras de forma animada.

No paso mucho tiempo hasta que la taberna comenzara a llenarse. Durante ese tiempo solo me entretuve limpiando la barra y las copas, y a asegurarme que en la cocina las cosas marcharan como de costumbre.
Tranquila, ruidosa, calmada y escandalosa, la posada lo era todo a la vez.

- Pequeña señorita, eso es algo que podemos solucionar– Le dije a la pequeña mediana que apenas sobrepasaba la mesada aun estando de pie. Le había obsequiado una cálida sonrisa mientras juntaba mis manos cordialmente.
El ambiente estaba animado con el ruido de las jarras y las voces de las personas que comenzaban a emborracharse a pesar de la hora del día, no era quien para juzgarlos, no mientras se comportaran. Por lo demás, todo marchaba como siempre lo hacía, esplendido.

- Tenemos carne asada, huevos, tocino, verduras, una rica sopa, estofado y carne de pavo. Es de ayer pero aún se deja comer - Explique a modo de disculpa pero siéndole sincero – Puedo traerte cualquier plato, ¡o todos! – Exclame por lo bajo a modo de broma por su anterior y repentino ruido. – Usted ordena.

Sonreí alegre ante las palabras del tabernero. - Buenas noches buen señor. - Saludé haciendo una graciosa reverencia. - Puesto que mi estómago saludó antes que yo me encantaría probar todo lo que me ha dicho, puedo ser pequeña pero el viaje me ha abierto un hambre feroz. - Dije sonriéndole divertida frotándome la barriga. - Y por favor para beber deme cualquier cosa que no tenga alcohol. - Añadí viendo burlonamente como un par de humanos caminaban apoyándose entre ellos derramando más que bebiendo las cervezas en sus jarras.

Observé curiosa a través de los grandes ventanales de la posada como el sereno iba encendiendo las farolas alumbrando tenuemente las calles, la noche parecía haber avanzado más rápido que mis pasos por Liore. Desvié mi atención hacia el interior de la concurrida posada, intentando adivinar las historias detrás de cada peculiar comensal. A primera vista no parecía haber nada fuera de lo común, hombres fanfarroneando de conquistas imaginarias, otros presumiendo de batallas en sus "años mozos", y otros pocos llorando por amores perdidos o no correspondidos.

Resoplé entre divertida y frustrada, quería encontrar a "alguien especial" para poder inspirar mis historias y canciones, pero por lo que podía observar todo era bastante común.

Ojalá que ocurra algo interesante esta noche, aunque también podría investigar nuevos hechizos y relatos en la biblioteca. Pensé distraída esperando mi cena.

Ella era pequeña, pero todo su cuerpo se encontraba relajado y rebozaba de ánimo y energía. No dude de sus palabras ni de la de su estómago, pero por más carismática y noble que pareciera, tenía que ser precavido.

- Aceptare su petición con mucho gusto – Afirme con una gran sonrisa – En cuanto a la bebida puedo ofrecerle hidromiel, o alguna rica sidra de manzana o pera. La de manzana ha sido preparada esta mañana – Exclame esto último levantando el dedo al recordar mis órdenes de ayer.

No era muy común que alguien pidiera algo sin alcohol, si bien casi siempre circulaba agua por la posada, no era exclusivamente para quitar la sed, sino más bien para limpiar un poco el cuerpo antes de seguir tomando. Tampoco era del todo raro, de vez en cuando venía alguna troupe llena de niños o mujeres q no bebían alcohol por algún motivo u otro.
Pero aun así, al estar sirviendo casi todo el tiempo más alcohol que otra bebida o comida, uno apreciaba estos momentos en particular.

Y ahí estaba yo frente a las puertas de Liore, era tarde dando lugar a la noche, aún se podía ver los surcos naranjas, violetas y azules del cielo, el sol ya se ocultaba todavía encima de las montañas; su luz me fue insoportable todo el día incluso teniendo la manta puesta en modo de capucha en todo el camino, por lapsos quedaba dormida para aminorar la incomodidad y eso que el semiorco fue lo más rápido que pudo… En todo el día no le pude dirigir la palabra por pena de lo que había pasado, miraba su espalda y de sus oscuros cabellos revelaban la blancura de sus vendas en su cuello.

Aún me sentía fatal por lo que le había hecho, de igual forma esa era mi idea inicial, alimentarme de él, pero yo ya me había retractado en el momento que lo vi en el lago… era un sentimiento raro, como si lastimase a alguien que amaba mucho… ¡Qué cosas digo! ¿cómo voy a querer a alguien que apenas conocí anoche?


Me bajé del carruaje para poder caminar al lado del semiorco, de todos modos, ni siquiera sabía su nombre y mucho menos él tampoco conocía el mío, pasaron tantas cosas anoche que no pudimos presentarnos como se debe.

Y yo imaginando eventos inapropiados con un tipo a quien ni le conozco su nombre ¡juuu! Pensaba eso mientras sentía como mi cara poco a poco se ponía caliente. Y entramos a la ciudad.

Bajaba mi mirada al suelo de piedras de la ciudad, apenada, tratando de articular mis torpes palabras, buscando la manera de romper el hielo y poder presentarme como se debía, sólo respiré hondo y exhalé cerrando mis ojos dándome valor.

-Alma… mi nombre es alma… no me había presentado antes.- Con voz baja y tímida.

Me sentía debilitada horas después de haber bebido su sangre, ya no quería ocasionar más problemas, así que resistía hasta llegar a un lugar donde descansar.

Cuando recupere fuerzas he de comprar una capucha decente y mi vara.


Y seguí torpe con mi conversación:
-¿Co- cómo te llamas? Aún no se tu nombre, si vamos a viajar juntos he de saberlo o me inventaré uno para ti. ¿Qué tal Hachiko? Por ejemplo- Lo miré con un gesto de burla

Pero reacciono al momento con pena, pues no sé si me he pasado de la raya, lo miro a sus ojos y siento como mi corazón se fuera a mi garganta y volteo hacia otro lado.

Aquí hay mucha gente, caminan de izquierda a derecha, comerciantes y viejos adivinos sentados en el suelo pidiendo dinero a cambio de una lectura de la mano, hay puestos donde venden criaturas del mar frescos, otros puestos donde venden pociones y mejunjes raros e ingredientes para la hechicería.

-¿Falta mucho para llegar a alguna posada? Siento que huelo a humo y no soporto la luz.-

Se lo había dicho en plan de broma. Y ahí estábamos en frente de lo que sería un lugar en donde quedarnos a reparar fuerzas ¡por fin!

El dolor en mi cuello alertaba en mi una mala señal, una que mi corazón quería ignorar .Ya en las puertas del reino la doncella se baja del carruaje y empieza a entablar una torpe conversación conmigo , de la cual lo único que escucho es Hachiko , en ese momento me encontraba concentrado en buscar la posada , pero sobretodo alguna manera alternativa para poder alimentarla sin que mi cuello y el de los demás este en riesgo .
-Alma, yo soy Merkid , ese es mi nombre , lamento mis descuidos , te veo cansada , así que hay que apresurarse.
Le dije a la chica mientras que en ese preciso instante mis oídos respondían raudos al dulce sonido de los instrumentos que se escuchaba a lo lejos. Así que me aproxime al origen de la música , ella iba conmigo contemplando las cosas alrededor como un niño hambriento a un bufete.
La penetrante sinfonía  hacia deleite en mis oídos cada vez mas y al alzar la vista vi el cartel que decía :
POSADA DEL LOBO NEGRO .
Ese era el sitio .  los dos entramos al lugar. Mientras yo coordinaba una habitación  para Alma,  por otra parte miraba a los alrededores , los cánticos de los bardos son para mi como los sortilegios de las sirenas a los guerreros y me acerque a ellos , al mirar con detenimiento vi que habían magos , hechiceros y demás personas peculiares con las cuales con un poco de suerte pudiera conseguir alguna respuesta a mi problema, obviamente sin decir que ando con un vampiro a cuestas porque seria fatal . así que me acerque al dependiente y le pregunté :
sabes como conseguir algun sustituto de sangre artificial ??

No sabía que me había sorprendido más. Si el que me haya preguntado sin ninguna clase de disimulo aquella pregunta, estando yo hablando con un cliente, o la pregunta q acababa de formular.

Mentiría si dijera que no había notado su presencia. Primero y principal, nunca pierdo de vista a ningún cliente desde que entra hasta q se retira, y segundo, como poder hacerlo con semejante tamaño de criatura frente a mí. Hacia parecer a la pequeña mediana que estaba a su lado, una pequeña muñeca de porcelana.
No estaba dispuesto a discutir por una nimiedad, le daría el beneficio de la duda, no tendía a juzgar a las criaturas por sus orígenes, y no comenzaría hoy. Bien podría estar distraído, o preocupado por algo.

- Supondré que me lo estas preguntando con motivos nobles, y responderé como tal – Si bien no fuese una respuesta comprometedora, me sentiría mal con migo mismo si yo fuese el que haya dado información para un propósito más oscuro. – Cualquier alquimista puede producir sangre artificial, o venderte sangre de animales comunes. – Mi mirada aún conservaba centellas de desconfianza, tenía más información q la que ofrecí, pero no la iba a soltar a cualquiera.

Apenas abrí la boca para pedir una refrescante sidra de manzana cuando de reojo vi como un gigantesco hombre entraba en la taberna inspeccionando el lugar con la mirada, apenas unos pasos atrás parecía seguirle torpemente una encapuchada aunque no le presté apenas importancia.

Apuesto a que mis estúpidos hermanos mayores se cagarían de miedo al verlo. Pensé divertida viendo la gigantesca hacha que portaba en la espalda. Ojalá estuviera Mentha, nunca hemos visto a un hombretón tan grandote, sería genial tenerlo como aliado para intimidar a los brabucones además de que podríamos estar las dos sentadas en sus hombros y él apenas lo notaría... Sacudí la cabeza y aparté de mi mente a mi queridísima hermana gemela para evitar entristecerme cuando la profunda y grave voz del gigantón llamaron mi atención, aunque al escuchar su peculiar pregunta no pude evitar atragantarme con mi propia saliva.

- ¿Sa-sangre? - Tartamudeé con voz aguda mientras me golpeaba el pecho para intentar aclarar mi garganta.

Centré mi atención completamente en el gigantón estudiándolo analíticamente con la mirada. Su piel era bastante blanca contrastando con su oscuro cabello y parecía tener unos símbolos grabados en ella, ¿runas tal vez? me pregunté absorta. Su chaleco de piel ocultaba gran parte de su vestimenta pero se podía apreciar que sus pantalones parecían parte de la mitad de una pesada armadura. Mis ojos brillaban con emoción al ver que estaba justo enfrente de una "fuente de inspiración" teniendo que alzar dolorosamente mi cabeza para poder observar su rostro. Su mandíbula aunque más perfilada junto sus caninos inferiores que sobresalían de sus labios me hicieron sospechar que se trataba de un semiorco, un extraño y peculiar semiorco.
Una sonrisa algo salvaje apareció en mi rostro, rebusqué en el acto el interior de mi mochila mágica una abultada bolsa de monedas y con ella en mis pequeñas manos la puse en el mostrador, delante del tabernero.

- Disculpe buen señor. - Dije carraspeando un par de veces para hacerme notar ante el tabernero. - Me gustaría añadir a mi pedido la mejor habitación que tenga junto con un par de deliciosas botellas de sidra de manzana. - Si Mentha estuviera aquí conmigo se le habrían salido los ojos de las cuencas al ver que dejé bastante dinero sin intentar regatear siquiera, pero ésta era una oportunidad de oro y no la iba a desperdiciar.

Apenas pronuncié mis palabras me giré hacia el gigantón. - Soy Lily Shadowind y quiero ser la mejor bardo de toda Irkalla. - Me presenté orgullosa, haciendo una más que ensayada pero respetuosa reverencia. - Si no le molesta me encantaría escuchar sus aventuras en un entorno más privado acompañados de comida y sidra, ¿qué me dice? - Pregunté alzando nuevamente mi cabeza dolorosamente para poder mirarlo a los ojos sin perder en ningún momento mi sonrisa.

En ese momento recordé las palabras de mi abuelo. "La curiosidad de los Shadowind no tiene límites."

Me sentía enferma después de beber su sangre y junto con las miradas apuntadas hacia a mí, me sentía peor, no quería que no nos permitieran quedarnos por ser un bicho raro; poco a poco sentí un hormigueo en mi cuerpo y como temblaban mis rodillas, luchando en no caer. 

De lejos una respuesta típica de un tabernero, incitando tal vez a pagar un precio por un conocimiento más amplio. Mi Urgencia era tal que en el momento que iba a desembolsar mi dinero una figura que apenas podía ver por la baja estatura que tenía se presentó con una flamante voz , una bolsa de dinero y un impresionante instrumento que al ver hizo que mis ojos saltarán como ovejas en pastizal.
Presentándose respetuosa me alardeaba de sus experiencias , a su vez que me decía que podíamos hablar mas amenamente en una habitación. En ese momento Alma se acercó de un abrazo a mi cintura que me ruborizo un poco , pero tenía que disimular así que con naturalidad le decía a la enana:
-Acepto escuchar tus historias si puedes ayudarme a conseguir sangre te lo agradeceria , soy un viajero que debido a mi credo debo hacer ciertos rituales que implican el uso de esta , por lo que la necesito para seguir mis andanzas .
Esperando así la ayuda de la mediana, abrazaba a Alma mientras me daba cuenta que estaba con una alta fiebre.
¿Habrá sido por beber de mi sangre?
Debía de actuar rápidamente.

Su pequeña y brusca interrupción no pareció ser tomado como un insulto por la pequeña mediana. Al contrario, en sus ojos yacían dejes de esperanza y expectativas ante la inmensa criatura que se le había parado al lado. Incluso ella estando de pie sobre el banco, con dificultad le llegaba a sus hombros siendo generoso de mi parte.

- Con mucho gusto señorita, en un momento le traeré su orden junto con su bebida. – Tome la bolsa con la audacia de los años y le tendí la llave de una de nuestras mejores habitaciones. – No se desilusionará.

Me retiré, no quería ser parte de la conversación que se iba a dar en la barra.

El entorno paso de ser casi lúgubre a una extraña comedia teatral. Una mediana bardo con aires juveniles y grandeza en busca de aventuras, presentándose y reverenciando a un semiorco q bien podría ser un hechicero. Y para remate principal, mientras me iba retirando a la cocina y dejar que los demás siguieran atendiendo, aparece una joven y delicada dama con mirada fría, vistiendo el misterio de su linaje reflejado en su costoso vestido.

La bruja se había unido al elenco, solo faltaba el león.

Con una sonrisa de oreja a oreja nada más ver la llave la tomé con rapidez para guardarla en el bolsillo interior de mi chaleco de cuero rojo, aunque sobresalía bastante dudaba perderla además, con semejante gigantón armado a mi lado dudo que algún estúpido quiera robármela.
Con agilidad me acomodé mi mochila en la espalda junto la funda de mi laúd para saltar del taburete hacia el suelo de madera.

- ¡Oiba! creo que puedo entrar perfectamente en una de sus botas y me sobraría espacio. - Comenté riendo divertida viendo que apenas le llegaba a medio muslo. Realmente desde el suelo me era imposible verle la cara al semiorco, ¿de qué estarán hechos estos patilargos para ser tan absurdamente altos? me pregunté distraída.

- Recién llegué a Liore, pero si de verdad necesita la sangre he de saber de que tipo, aunque dudo que hasta mañana por la mañana pueda conseguirla. - Expliqué sin esconder la gran curiosidad que tenía por extraño pedido. - ¿Tiene que ser creada artificialmente, extraída de algún animal, o cómo? - Pregunté frunciendo ligeramente mi entrecejo pensando que tipo de rituales pueden usar sangre. Con esa pesada hacha en su espalda no tiene aspecto de nigromante, o de ser un sectario de los que aparecen en los pocos libros que llegué a ver...
Unas pálidas y delgadas manos rodeando la gruesa cintura del semiorco distrajeron mis pensamientos haciéndome parpadear varias veces. - Uh... ¿Prefiere hablar y llenarnos la panza aquí o en la habitación? - Pregunté algo confundida al ver que la mujer que vi anteriormente estaba abrazada al semiorco.

¿Será su esposa? su ropa parece bastante cara, ¿su amante tal vez? Me pregunté con curiosidad, mientras no se pongan a darse besitos y demás... Pensé aburrida.
Viendo que podía saciar mi curiosidad y a la vez hacer una de las cosas que más me gustaban (molestar a los adultos) sonreí con picardía.

- Puede traer a su esposa si así lo desea, aunque si subimos a mi habitación espero que se abstengan de hacer "cosas sucias" en mi presencia. - Dije tranquilamente y con fingido desinterés quitándome la inexistente mugre en mis uñas.

La reacción siempre era espontánea, cada vez que usaba las "palabras mágicas" los adultos se ponían rojos como tomates maduros y empezaban a balbucear estupideces. Nunca he tenido claro que significa exactamente por mucho que he investigado, pero después de los concursos de pedos y eructos de mis estúpidos hermanos mayores dudo que sea algo tan grave.

Simplemente esperé su respuesta y sobretodo su reacción con una maléfica sonrisa en mis labios.

Lili, la mediana me preguntaba sobre el tipo de sangre que ocupaba , yo miraba hacia abajo donde reposaba segura en mi pecho Alma , como quisiendo saber su respuesta solo con una mirada , cosa que me sonrojaba , asi que volvi mi vista a Lili para distraer mi incomodidad , y le dije:
- Es un poco escabroso , pero es sangre humana , generalmente tenemos pequeñas dosis que nos dan las personas a las que mi tribu ayuda como tributo, pero he viajado mucho y no he podido encontrar quien me ayude .
Esperaba que mi historia fuera por demás convincente , al instante otra pregunta de ella me bombardeaba , por lo que yo respondí :
-Siento que es mejor ir a la habitacion , no soy taan pequeño que digamos , creo que estorbo la pasada de la gente , a parte que siento me estan mirando extraño por mi arma, asi que lo mejor es ir arriba, a parte ya adentro podemos pedir algo para comer .
Le dije a Lily , así podemos recostar a Alma en una cama para que descansara ,pero en ese instante otra pregunta incómoda se lanzo como cuchillo ante mi , ¿cosas sucias ?¿esposa ?¿que?
Miraba a la chica que en este momento tenía una pícara expresión , y después miraba a alma que como yo estaba roja como un tomate .
- Eh, ah , mmmmmm, ehhh .
-No somos esposos , solo viajamos juntos , así que no hay problema , no vamos a "ensuciar nada " tranquila ,le decía totalmente ruborizado .

La reacción a mi "sutil" comentario tuvo mayor repercusión de la esperada, ver a semejante gigantón armado tartamudear sonrojado de tal forma que la blanca piel de su rostro se parecía un pastel rosado me hizo sonreír satisfecha de oreja a oreja. Aunque la satisfacción apenas me duró ya que en apenas un parpadeo su... ¿compañera de viaje dijo? salió corriendo de tal forma que parecía haber usado una magia de teletransporte esfumándose por completo.

Boquiabierta parpadeé varias veces intentando ignorar el "molesto gusanito" que corroía en mis tripas señalándome que tal vez mi broma no fue del agrado de la mujer haciéndome sentir un poquiiiiito culpable.

Resoplé frunciendo mi entrecejo intentando encajar toda la información que en poco tiempo había recogido de esa peculiar pareja de viajeros. Observé nuevamente al corpulento semiorco frente a mí, que había entrado pidiendo sangre artificial a un tabernero como si se tratara de zumo de uva, con una urgencia y necesidad que se hacía demasiado peculiar. Desvié mi mirada hacia los extraños símbolos que estaban tatuados por toda su piel haciéndolo ver incluso más pálido de lo habitual para un humano. ¿Sangre humana para rituales? Me pregunté frunciendo aún más mi entrecejo. Si realmente necesitara sangre humana no habría pedido en primer lugar sangre artificial, como si ni él supiera que tipo sangre necesita para sus propios rituales.

Sospechoso... Pensé a la vez que interiormente ya estaba buscando que magias e ilusiones podrían ser más beneficiosas para mí si éste semiorco quisiera engañarme, o peor atacarme.

Sacudí de golpe mi cabeza haciendo una imitación casi perfecta de un perro callejero sacudiéndose las malas pulgas a la vez que soltaba la pequeña pinza que mantenía mi cabello recogido, sin más me acerqué a una mesera pidiéndole como favor que subieran la comida y la bebida que había encargado a mi habitación. Una vez asegurada mi cena que por nada del mundo iba a olvidar me acerqué nuevamente al gigantón.

- Será mejor que subamos a mi habitación para dejar nuestro equipaje y así poder buscar a su compañera de viaje. - Dije intentando sonar tranquila. - No sirve de nada que vaya corriendo en plena noche por todo Liore a buscarla cuando no sabemos ni donde ha ido, ¿no cree? - Añadí sonriéndole con un poco de vergüenza por haber provocado semejante situación.

En ese momento me sentía incómodo por lo que me dijo Lily , pero en ese instante Alma salió disparada por toda la posada , saliendo de ella ,en ese momento yo estaba más que asustado¿que  había pasado ?¿Porque se fue de esa forma ?todas esas y aún más preguntas rondaban por mi mente . 
En ese momento soy interrumpido por Lily que me decía que primero vayamos a la habitación a dejar las cosas y después ponernos a buscar . Subiendo el trayecto solo pensaba en una cosa :
¿Habrá sido por hambre ?¿Y si ataca a alguien ?¿y si corre peligro de que la maten?
no podía estar en paz , la presión era mucha y mi preocupacion aun mas asi que al llegar a la habitacion despues de poner las cosas en el suelo me dirigí a la mediana y le dije:
-Perdona pero te menti, si ocupo la sangre pero no es para mi , es para alma , ella es un vampiro , me la encontré no hace mucho y ella no es mala persona , quiero ayudarla , pero mi sangre no puede , debe estar afuera hambrienta , y eso es peligroso , no quiero que nada malo le suceda , ocupo de toda la ayuda posible ... por favor.

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Sigue en: Un borrego con piel de lobo.